| El dar al niño la  seguridad, confianza y los elementos para que poco a poco vaya asumiendo sus  propias decisiones y las consecuencias de las mismas le permitirá  irse conociendo a sí mismo, lo cual, a su  vez, facilitará la futura toma de decisiones. Para los jóvenes que han contado  con esta posibilidad, la decisión vocacional será más fácil y libre de  conflictos, mientras que los jóvenes que no han ejercitado esta capacidad y que  requieren de fortalecer su autoestima y seguridad podrán requerir de más apoyo. En este proceso, los padres de familia pueden  apoyar a sus  hijos adolescentes: 1. Ayudándolos a      tomar una decisión informada y racional, tratando de aislar los       aspectos emocionales que podrían estar dificultándole el tener una visión       objetiva de sus preferencias, aptitudes, habilidades y posibilidades       reales de comprometerse con el estudio de una carrera en particular. |  | 2. Propiciando  un clima de comprensión y aceptación, donde se resalte que la decisión  vocacional deberá satisfacer en última instancia al propio joven, quien debe  asumir la responsabilidad por la decisión tomada, pues no se trata de llenar  las expectativas de familiares o amigos. 3. Enfatizando       el compromiso que es necesario adquirir en cuanto a tiempo, esfuerzo y       dedicación si queremos alcanzar lo que deseamos. 4. Aún       cuando la elección vocacional se trata de un paso de suma importancia, el       joven debe saber que la identidad vocacional es un proceso que se extiende       a lo largo de toda la vida y que habrá la apertura necesaria para llevar a       cabo ajustes y modificaciones “en el camino”; por supuesto que éstas serán       menos radicales si la decisión inicial está más apegada a lo que en verdad       responde a sus necesidades.   |